“Pedir al Poder que reforme el Poder, que ingenuidad ! ”
Giordano Bruno
Entre
las denuncias hechas por activistas políticos excarcelados en Nicaragua, por la
dictadura ortegamurillo el 11 de Junio de 2019, se evidencia el horror
inquisitorial ha que fueron sometidos en su cautiverio de un año: extracción de
uñas, abusos sexuales, quemas en sus sexos con cigarillos, golpizas mientras permanecían
suspendidos cabeza abajo, aislamiento en celdas pequeñas y sin ventilación,
amenzas de represión a sus hijos o familiares, simulacro de ejecución, etc,
etc. Estas denuncias ya se venían escuchando por medio de sus familiares,
escucharlas con detalles directamente a travès de las víctimas, producen deseos de tomarse esas cárceles donde
aún permanecen otros reos, como cuando el pueblo se tomó La Bastilla, en los
álgidos días de la Revolución Francesa. Pero no estamos en Francia ni estamos
en 1789 donde la guillotina pasó volando cabezas desde la de María Antonieta y
el rey, pasando a miembros de la corte para llegar despuès hasta los mismos
líderes de esa revolución, hecho al cual tambièn se refiere la expresión “Saturno
devoró a sus hijos”. De hecho todas las revoluciones sin excepción, al final
han terminado así: devorando a sus hijos, desde la revolución francesa pasando
a la revolución rusa que dejó un saldo de 20 millones de víctimas. La revolución bolchevique marxista-leninista a la vez se convirtió en ejemplo a seguir con todas sus
secuelas de horror, convirtiendo los medios de represión a sus disidentes, en
el fin de la revolución. La persecución, torturas, muerte, exilio, deportación,
trabajos forzados, hambrunas, sutituyeron el fin de las revoluciones, el ideal
por el cual se había luchado: la construcción de una sociedad justa.
Tambièn al escuchar a los excarcelados, y admirar su coraje, el valor de seguir (a pesar de esas torturas) en la lucha contra la dictadura de los ortegamurillos, se notan diferentes posiciones en cuanto a hacer justicia: por un lado están las actitudes claras y contundentes de llegar hasta las últimas consecuencias: pagar con su vida, incluso inmolarla sustentada o no en la creencia de un Dios. Pero ese Dios para algunos de estos activistas (según declaraciones de una destacada periodista excarcelada) es misericordioso que hasta ama al dictador y, lo puede perdonar!. Posición èsta que difiere a otra activista, que sufrió extracción de uñás de sus pies mientras estuvo en las mazmorras de la cárcel de mujeres, para ella la justicia divina y del Puebo es clara e implacable y llegará, tarde o temprano a los dictadores y sus cómplices.
A parte de que estos
activistas excarcelados de la dictadura ortegamurillo en Nicaragua, son un
ejemplo de lucha, ellos deben de estar claros que la justicia debe de ir más
allá de cualquier fanatismo religioso o político en una nueva sociedad con un
estado laico, porque ambos fanatismos (político y religioso) en sus extremos
llegan a juntarse y parecerse mucho el uno al otro, si no miren como terminaron
los dictadores de Nicaragua, sandinistas-socialistas-cristianos Daniel y
Rosario: torturando y asesinando a su pueblo.
Hay dos casos que la historia ilustra y registra con hechos: Bukharin,
el “muchacho de oro de la revolución” le llamaba Lenin, fue el ideólogo del bolchevismo, miembro
del politburó; su visión crítica de los abusos, de los crímenes, su crítica a
la desviación del Stalinismo de los principios de la revolución Rusa, tienen una
gran semejanza con el caso del monje dominico y filósofo Giordano Bruno, el
cual critica y fustiga los ritos, superticiones y la corrupción de la iglesia
católica de su tiempo, por lo cual la Inquisición le condena a ocho años de
cautiverio en las mazmorras del Castillo de San Angelo en Roma, donde es
torturado por sus mismos hermanos monjes dominicos; despuès de esos ocho años
es quemado vivo en la hoguera.
Bruno es quemado vivo por la "Santa Inquisición", la cual más de 4 siglos
despuès aún no ha rehabilitado a este filósofo y, Bukharin es ejecutado de un
balazo en la cabeza despuès de un año de preso, por el Stalinismo marxista de
Rusia. A pesar del terrible final de Bruno y Bukharin, a manos de dos
fanatismos aparentementes opositores entre si (que en sus extremos se unen),
ambos personajes llegan hasta nuestros días del S. XXI para recordarnos con sus
escritos y ejemplo, que la historia se repite una y otra vez, que los crímenes
se vuelven a cometer sobre todo cuando ignoramos esos crímenes que los
fanatismos religiosos y políticos han querido ocultar o borrar.
Otto Aguilar
Berkeley 13/Junio/2019
Imagen: Bruno a la izquierda y
Bujarín a la derecha.
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