Thursday, December 16, 2010

La carne que tienta con sus frescos racimos en el Vaticano.



  Miguel Angel Buonarroti gozaría con el show de acróbatas del vaticano, en los finales de la primera dècada del s. XXI; èl se deleitaría en la contemplación y en los deseos de acariciar sus cuerpos como acariciaba sus esculturas, como palpando "la carne que tienta con sus frescos racimos" y, magistralmente desde su andamio tomaría apuntes de las viriles anatomías y contorsiones, mientras aplica sus últimos toques (y toqueteadas) a los torsos, pectorales y vergas de sus desnudos del juicio final. Tambièn reiría malicioso al ver las caras de estupor de los cardenales y del papa mismo, sabiendo que muchos de ellos se estarían refocilando de gusto y, escondiendo bajo sus sotanas las concuspicentes erecciones y eyaculaciones.

Otto Aguilar
Berkeley, 12/16/2010