Tuesday, December 16, 2008

Dígales por favor quien soy!.


Bendito seas, Dios mío, que das el sufrimiento
como un divino remedio a nuestras impurezas
y como la mejor y más pura esencia
que prepara a los fuertes para los santos goces!
Charles Baudelaire

" Basta con que el cuerpo se libere,
del protocolo social para que se manifieste
su verdadera naturaleza: un saco de pedos
y excrementos. Un pudridero"
Severo Sarduy

En el prólogo del libro de cuentos de intriga y terror de Edgar Allan Poe, Charles Baudelaire anota lo siguiente:
" Lo digo sin avergonzarme, porque siento que esto nace de un profundo sentimiento de lástima y ternura: Edgar Poe, borracho, pobre, perseguido, paria, me agrada más que tranquilos y virtuosos, un Goethe, o un W. Scott. Gustosamente diría de èl y de una clase especial de hombres, lo que el catecismo dice de nuestro dios: "sufrió mucho por nosotros"

Baudelaire así como Poe, descendieron a los "infiernos artificiales" del alcohol o la droga, intentando escapar de una sociedad donde no encajaban; de esa sociedad consumista, y mojigata donde el escritor o artista maldito, no encaja mientras viva, porque tienen la maldita costumbre de restregar, su "spleen" a cualquiera, además de la envidiable virtud de ver donde otros no ven!. Ah!, pero una vez muertos, se convierten en raras piezas de colección que todo el mundo, incluso aquellos que fueron blanco de sus dardos, quieren exhibir en sus vitrinas, no sin antes ponerle o quitarle virtudes, de acuerdo a los prejuicios o intereses personales; en esto el oficialismo de los gobiernos en cualquier latitud o de cualquier idelogía, siempre se han caracterizado: "jalar agua para sus molinos".

Con la mistificación del artista, se le sigue aún cuando ya no "hollen con sus pies esta tierra", rechazando, ya que el retrato que de èl se quiere conservar está vilmente retocado y barnizado.

Cuantos artistas han muerto, abandonados a su suerte, y una vez muertos sus obras se convierten en piezas invaluables?. Vincent Van Gogh, es uno de los casos más patèticos del pintor que en vida no vendió quizás ni una sola obra y en su desesperación rayando en la ezquizofrenia se pegó un tiro; ahora sus obras que como testigos mudos le acompañaron de día y noche en su mísero cuarto-estudio, hoy valoradas en millones, decoran los salones de acaudalados colectores o se exhiben como piezas clásicas en museos prestigiosos.


Para mencionar un solo caso entre los pintores nicaraguenses, está el del pintor y profesor Julio Vallejo, fallecido recientemente. Recuerdo que en los días posteriores al derrocamiento de la dictadura somocista, Vallejo me buscó en la escuela militar Oscar Turcios Chavarría, para solicitarme, abogara ante el ministro de cultura, en ese entonces el poeta Ernesto Cardenal, para que no fuese despedido de su trabajo como profesor de pintura en la Escuela Nacional de Bellas Artes donde se desempeñaba desde hacía varios años. El había sido mi profesor de pintura, antes de abandonar yo la escuela en los años de preguerra. La "caza de brujas", de inicios de los 80's estaba a la orden del día y Vallejo no escapaba de las calumnias e intrigas de los pintores que se jactaban de revolucionarios, purgando a aquellos que como Vallejo talvez sólo les interesaba el arte. Una vez muerto Vallejo, se publicó en un suplemento cultural, ensayos sobre èl y una colección de amplias fotos de su obra. Mientras en vida del pintor, esta publicidad brillaba por su ausencia, en esos terribles días en que su obra era dificilmente comprada y Vallejo tenía que seguir dando clases privadas para llevar el sustento familiar. Cuanto no le hubiera satisfecho a èl, haber tenido en vida ese ansiado empujoncito de publicidad?, acaso no es el marketing, lo que en muchos casos hace que una obra sea más cotizada?.


El movedizo y espinoso mundillo de la pintura nicaraguense, tiene los mismos padecimientos, las mismas pugnas que el de los escritores. En el caso de estos, todavía la situación es más desesperante, dado que su obra, no tiene tanto el caracter material o mercantil que la del pintor, aunque este mal venda su obra.


En el poema de Carlos Martienez Rivas, titulado : "Canto fúnebre a la muerte de Joaquín Pasos, dice:

" Y para todo esto, sólo te dieron palabras,
verbos y algunas vagas reglas. Nada tangible.
Ni un sólo utensilio de esos que el refriegue
ha vuelto tan lustrosos. Por eso pienso que
quizás -como a mí a veces- te hubiera gustado más pintar".


Carlos Martínez Rivas vivió su propio infierno en los "paraísos artificiales" del licor al igual que Darío, al igual que Poe y Baudelaire, al igual que ellos en su propio infierno elaboró su poesía como destilando el dolor humano, en el más fino alambique de su abotagado cerebro. Mistificarlo, pretendiendo maquillar su imagen, acomodándola a nuestros prejuicios moralistas de rancio origen religioso, es quitarle todo el mèrito del poeta que aún en esos agónicos días de ebriedad, destilaba su más fina poesía.

Quizás cada uno de los que conocimos u ocasionalmente nos encontramos con CMR, tengamos anècdotas con las que, creemos autoengañándonos, haber conocido un pedacito del poeta. Recuerdo que en una de mis noches de descenso a los paraísos artificiales, en un bar del extinto centro recreativo La piñata, de pronto mirè a Carlos Martínez en una mesa cercana acompañado de dos "chicas de la noche", al saludarle èl me llamó a su mesa y me dijo:
" - Por favor dígales a ellas quièn soy yo!"
Yo atinè a decirle, en medio de mi confusión: - Poeta, a ellas no les interesa eso, usted sabe.

Probablemente, si en realidad existiese una continuación de la conciencia despuès de la muerte, CMR desde esa otra dimensión donde las publicaciones, los egos, los celos, las poses de poetas, la fama, vienen sobrando, irónico reiría, ebrio en su eternidad al saber de la polèmica y abortada edición de su poesía por pugnas políticas en su atormentada Nicaragua.

Tal vez desde una mesa en algún bar a altas horas de la noche, èl intentará pedirle infructuosamente a algún enajenado parroquiano, que les diga a sus "demoiselles" acompañantes, y al resto, quièn era èl.

Otto Aguilar - Berkeley, Ca. - 14 de dic. de 2008

1 comment:

José A. Dargán said...

Muy buenas imágenes las del pie de página.