Monday, March 23, 2020

Desde mi ventana, primer día de cuarentena.


  Ha iniciado la cuarentena y sus restricciones en California. Escuelas, bibliotecas, salas de cine, bares y otros locales se han cerrado, dejando abiertos sólo locales como hospitales, supermercados, y oficinas priorizadas del gobierno.  Se ven largas filas de personas frente a las tiendas para comprar y estantes vacíos por el acaparamiento. Hoy martes 17/3/2020 inició las medidas ordenadas para San Francisco y el area de la bahía para disminuir la propagación del virus mortal del coronavirus; las medidas son permanecer encerrado durantes tres semanas en las casas, salir sólo para lo más necesario, aislarse, evitar contacto, lavar constantemente las manos, entre otras medidas; y esto es sólo el comienzo de las medidas con un sistema de salud no preparado para tal pandemia, medidas que debieron haberse iniciado muchos antes según algunos.

  Dicen que en las pandemias, (así como en desastres naturales, guerras, etc) sale a flote lo peor y lo mejor del ser humano, pues por aquí lo primero que he visto aún no es lo mejor, sino el acaparamiento y pleitos en centros comerciales similares a los que se ven en las compras del Black friday. Será que esta pandemia nos transforme y saque más lo bueno que lo malo que hay en nosotros?, será que esta tragedia planetaria nos sensibilice más en una sociedad consumista hasta los tuètanos?, o nos encierre más en el "sálvese el que pueda"?, En las noticias se pueden ver casos de personas fallecidas como el del enfermero que muere en Bergamo, Italia, despuès de contraer el virus por estar en contacto con infectados a los cuales brindó incansable su solidaridad. Cuando veo el proceder compulsivo de comprar y acaparar en los supermercados, recuerdo a Henry Miller cuando escribe en su libro "Big sur y las naranjas de Hieronymus Bosch", refirièndose a los "jóvenes renegados" de su tiempo:
"Que el modo de vida norteamericano es una existencia ilusoria, que el precio exigido para la seguridad y la abundancia que finge ofrecer, es demasiado grande. La presencia de estos "renegados" aunque sean pequeños en número, es tambièn otra señal de que la máquina está dejando de funcionar. Cuando llegue el derrumbamiento como ahora parece inevitable, es probable que ellos sobrevivan a la catástrofe mejor que el resto de nosotros. Por lo menos ellos sabrán como desenvolverse y sin coches, sin refirgeradoras, sin aspiradoras, maquinillas de afeitar, y todos los otros aparatos "indispensables"..., probablemente incluso sin dinero. Si alguna vez somos testigos de un nuevo cielo y una nueva Tierra, seguramente será una en la que el dinero estará ausente, se habrá olvidado, será totalmente inútil." pero el virus del coronavirus no discriminará, llevándose tambièn a los "renegados" de Henry Miller.

Un día antes de que cerraran las bibliotecas, me extrañó ver tanta gente buscando libros, despuès me di cuenta de que era porque se venían tres semanas sin bibliotecas!, o sea sin mi universidad; tambièn pensè como harán ahora los sin techos, los pordioseros, los que duermen en las calles, debajos de puentes y en parques, los cuales acuden a las bibliotecas no por un libro, quizás alguno para distraer su miseria, sino para usar los servicios higiènicos. Los pordioseros abundan en Berkeley, en San Francisco, en Oakland, por doquier se ve carpas pequeñas donde duermen algunos, cuántos de ellos estarán ya infectados? cómo se hará con ellos? en este sistema de salud que además de ser caro, no está preparado para este tipo de pandemia. A esto hay que agregarle el temor que tendrán migrantes ilegales acudir a hospitales, debido a la política migratoria, veremos que leyes cambiarán para evitar estos temores; seguro en ciudades santuarios habrá leyes que protejan, veremos.

Con el brote del virus en Massachusetts se confirma que una persona puede tener el virus ya dos semanas sin presentar sintomas, asi es que no sabemos cuantos tendran o tendremos ya el virus propagándolo en silencio, por eso la organización mundial de salud, insiste se haga a todo el mundo el test.

Mientras tanto aquí sigue la tensa espera claustrofóbica, el verdor de los árboles que diviso desde mi ventana me invita a salir a correr como de costumbre por las mañanas.

Otto Aguilar
Berkeley - 17/3/2020
Foto: Ocaso desde mi ventana.

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