Saturday, April 26, 2008

Planchas y abstracciones en galería Añil.

Planchas y abstracciones.
Luis Morales Alonso



El arte nicaragüense contemporáneo tiene elementos técnicos extraídos de las corrientes más universales del arte actual. Añil: Galería de Artes Visuales presenta ahora a estos dos artistas, que con su obra han aportado imágenes al arte nacional. Otto Aguilar desde su primera exposición personal en los años ochenta, con sus dibujos a lápiz de grafito, demostró siempre gran maestría y virtuosismo en el dibujo académico, con un mensaje sólido y directo. Durante estos años, y tras su estadía en Estados Unidos, su obra ha cambiado de técnica y soportes, pero aún conserva esa manera directa de decir las cosas, esos valores por la figura humana y, sobre todo, ese buen gusto por las composiciones formales. En esta serie, Planchas de la inquisición, Aguilar retoma el uso del fragmento humano, casi como un escultor —muy a lo Rodin— pero mezclando técnicas e informaciones. Es así cómo, en papel de acuarela, imprime fotografías que son el reflejo de fragmentos del cuerpo humano, que en las lustrosas y cromadas superficies de planchas, de uso doméstico para des-ajar la ropa, toman un espacio. Sus imágenes han sido extraídas de los fragmentos de cuerpos humanos masculinos, quizás el de él, donde insiste de manera casi torturante en el tema de la homosexualidad y las condenas recibidas. Estéticamente la imagen de la plancha, reflejando esos cuerpos, las pieles, los bellos, los pliegues, nos llevan a la apreciación de verdaderas abstracciones. Su obra actual refleja un mundo interno que conecta con el mundo exterior, a través de esas cromadas superficies de planchas calientes, donde se funden y reflejan los cuerpos humanos.
Julio Martínez también posee una sólida y estricta educación académica; al igual que Otto Aguilar es egresado de un Instituto de Bellas Artes de la ex Unión Soviética. Las virtudes de Martínez en la pintura son muy interesantes; por un lado, el dominio de lo académico lo ha llevado a ubicarse en un plano contrario al realismo y la academia: “la abstracción”, pero de alguna manera sus abstracciones han estado emparentadas con la figuración y, ahora más que nunca, con la lírica. En esta colección donde presenta dos temáticas que se unen y se complementan, nos lleva del mundo de la cocina —el fogón, el humo, los ángeles y las cocineras— a un misterioso mundo de personajes indescriptibles que a mucha velocidad ocupan espacios importantes en sus composiciones y sus pinturas, como es el caso de la pintura
El maratón de la costa pacífica, 40 x 30 pulgadas, acrílico sobre cartón. Sus colores se desprenden de los cálidos rojos y llegan de manera directa a los fríos azules. En su obra combina perfectamente diversos materiales que le permiten lograr interesantes veladuras, texturas virtuales y, además, en las pinturas más abstractas, mayor misterio, y sobre todo movimiento logrado por las veloces pinceladas aplicadas con gran maestría. Estamos ante dos grandes pintores, dos grandes artistas creadores, cada uno de ellos de un lenguaje propio, que se consolida y propone algo nuevo con cada exposición que presentan.
Tomado del Nuevo diario, 9/7/05

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