Saturday, December 29, 2007

La creación es cosa de diosas.



  En el principio sólo era,
el silencio de su nerviosa figura.
Etérea y escurridisa diosa,
creando ocho mundos en un día,
provocó la ira de Dios,
quien montando en cólera, los redujo a siete.

  Yo, su tercer mundo,
desesperado por mejores tiempos, recuerda:
su sangre, recorriendo mis hoy arterioscleróticos ríos,
sus hormonas, erizando huracanes en mis grises cielos,
su carne, poblando de pasajeros sonámbulos, mis desolados valles,
sus nervios, sacudiendo en espasmos catalépticos, mi gastada geografía.

  Yo, su tercer mundo,
desesperado por mejores tiempos, exorcisando voy
de políticos y religiosos mi miseria,
y en aquelarres nocturnos rindo culto,
a la etérea y escurridisa diosa,
que indetenible sigue el curso milenario de los siglos.

Otto Aguilar
Berkeley - 12/29/07


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