Saturday, November 8, 2014

Caravaggio en el Palacio de invierno.


"Tu sabes que yo te adoro...
que fuí tuyo" Jacques Arcadelt


  En una de las salas del museo Hermitage en San Petersburgo, un efebo de sonrosada tez, tañe un laúd, en la partitura que aparece bajo el laúd, se puede leer: "Tu sabes que yo te amo, que yo te adoro... fuí tuyo".  Contemplando esta pintura titulada El tañedor de laúd, del Caravaggio, cuyo gènero Vanitas de tema simbólico sobre  lo efímero de los placeres frente a la inevitable muerte, no cabría otra postura más que la de la visión remota en el tiempo, que nos puede llevar hasta el s. XVII al estudio del pintor italiano, cuando aplicaba sus últimas pinceladas a los labios sensuales de su efebo, para luego con sus manos aún manchadas de pintura y con uñas sucias, igual a las que sus modelos pintados exhiben, verle ahí mismo sodomizarlo, practicando el sexo fuerte, agresivo, soberbio como su misma obra!; sexo sadomasoquista como sus mismos temas pictóricos de degollamientos.  Esos temas de degollamientos le obsesionaban, como seguido el mismo por posibles condenas a sus crímenes, como aquel del asesinato de un hombre con su daga en una de sus trifulcas callejeras.  Era la Italia cruel, cuando las ejecuciones públicas eran montadas como espectáculo circense; esa Italia de papas simoníacos, dueños de prostíbulos y vendedores de indulgencias, de bulas papales que incluso perdonaban al criminal antes de que cometira el crímen; papas corruptos, ambiciosos y lujuriosos entre los cuales Caravaggio había encontrado a muchos de sus mecenas.  Esa Italia cruel y sus ejecuciones públicas le perseguían, como aquella escena que impregnada de sangre quedó en la cámara oscura de sus acuciosos ojos, cuando junto con la artista Artemisia Gentileschi que le acompañaba, contempló en el puente del castillo de San Angelo la ejecución por degollamiento de los Cenci, de Beatrice Cenci, de la madrasta y hermano de Beatrice Cenci.. Artemisia tambièn habría de quedar traumada para pintar igual que èl, temas de  degollamientos como sus pinturas tituladas "Judith degollando a Holofornes".

 ¿Como había llegado hasta el Hermitage en Rusia, esta obra del Carvaggio?, a ese palacio de invierno de aquel período de los suntuosos afrancesados zares, palacio que la zarina Catalina la grande atestó de cuanta obra maestra pudo adquirir, hacièndolas llegar desde los países más remotos.

 En alcobas decoradas con malaquita y oro, iluminadas por grandes chandeliers, Catalina, amante de las artes, tambièn disfrutó quizás de un sexo tan ardiente con sus apuestos amantes, como el que gozara el mismo Caravaggio con sus modelos.  Ahora, el turista de todas partes del mundo va y viene en esas alcobas, donde la zarina Catalina se desahogaría en otras èpocas con sus amantes rusos, toda su libido reprimida con el zar ideota al cual destronó, con el cual fuè casada siendo muy joven. Esos sus fogosos amantes jóvenes de labios libidinosos, tambièn hubiesen sido inspiración pictórica y, a la vez desahogo de  lujuria sexual del explosivo pintor italiano... y quizás a Catalina como a Caravaggio, sus amantes de turno, en el acto mismo de la cópula entre suspiros y jadeos, murmuraron a sus oídos: "Tu sabes que yo te amo... que te adoro... que soy tuyo".

(Imagen: pintura El tañedor de laúd- del Caravaggio en el Hermitage, San Petersburgo, Rusia. Texto: Otto Aguilar - Berkeley, 8 de Nov. de 2014 )

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