El gemido se ahoga entre el murmullo de un río y unas lejanas voces, creo es el río Coco, arabesco plateado que raudo serpentea entre oliváceas y sarrosas riberas, como corren los ríos caudalosos entre las vaporosas selvas en las pinturas de Armando Morales. Recónditas selvas donde el turquesa-ocre estalla entre el olivo sarroso de una quietud hierática. Las intrincadas y pequeñas pinceladas de sus pinturas, se alternan al efecto del raspado de la cuchilla, que hiere y penetra muchas capas de un tumultuoso pasado. Las voces, quizás aquellas voces de jóvenes soldados chapoteando con sus desnudos de bronce y, las bromas!, las jocosas bromas que mencionan atributos sexuales, que van desde el más dotado cual brioso garañón, hasta el que esconde tímido las "verguenzas" bajo las cristalinas aguas. Allí el machismo ingenuo y cruel alardea y coquetea suscitando celos, envidias en unos, mientras en otros admiración y hasta escondidas y prohibidas atracciones. Pero la camaradería soldadesca del rubio Whitman, en la soledad de hombres sin mujeres, busca el desahogo en los más atrevidos, en esos donde el amor de Lorca repartió coronas de espinas. Entre esos soldados del río Coco recuerdo haber visto chapotear cual niño lúdico a más de algún Caravaggio de temple aguerrido y peligroso, fornido y de rudo entrecejo, al cinto la daga. Daga que él empuñara con la mano virtuosa con la cual su pincel degollaba haciendo saltar del cuello de Holofernes borbotones de púrpura sangre sobre los blancos y platinados lechos de Judith. Era la misma mano concupiscente que igual que procuraba placer a su efebos también podía cortar viriles gargantas". (Párrafos del relato "Pupilas insomnes).
Otto Aguilar
Berkeley - 7/12/2014
(Pintura "Efebos del Caravaggio" acrylic on paper - 22 x 30 inches - Otto Aguilar)
Otto Aguilar
Berkeley - 7/12/2014
(Pintura "Efebos del Caravaggio" acrylic on paper - 22 x 30 inches - Otto Aguilar)